jueves, 5 de febrero de 2009

Embera

Los negocios de Tío Conejo



Cierta vez Tío Conejo se vio sin dinero y con Tía Coneja preñada. Fue así como decidió pedir prestado y salió a ver a la cucaracha; al llegar a su casa, le dijo:

-Buenos días Tía Cucaracha, ¿cómo le va?

-Bien será, Tío conejo -le respondió la cucaracha-. ¿Qué lo trae por aquí?

-Vengo a que me preste cinco pesos. Yo se los pago mañana.

-Yo le presto, cómo no, pero con una condición: si no me paga mañana me entrega su maizal.

-Está bien. Puede pasar a las cinco de la mañana y le pago su dinero -dijo Tío Conejo.

Al salir de ahí Tío Conejo se fue a ver a la gallina y le dijo:

-Buenos días Doña Gallina; vengo a preguntarle si usted me puede prestar cinco pesos y mañana mismo se los pago.

La gallina aceptó pero también a cambio del maizal.

-Claro, claro -respondió Tío Conejo- pase mañana bien temprano, como a las cinco y media, y si no le tengo el dinero, se queda con mi maizal.

Entonces Tío Conejo fue donde el zorro.

-Buenos días, compadre -dijo Tío Conejo-; venía a ver si me puede prestar cinco pesos y yo se los pago mañana.

-Con todo el gusto -respondió el zorro- siempre y cuando me permita quedarme con su maizal si no me paga.

-No hay problema compadre, pase mañana a primera hora, a eso de las seis.

Con el coyote hizo el mismo trato diciéndole que pasara al día siguiente a las seis y media. Luego con el tigre, que quedó de pasar a las siete y, por último, con el cazador, que iría a casa de Tío Conejo a las siete y media de la mañana.

Al día siguiente, Tío Conejo se levantó de madrugada a esperar a la cucaracha.

Cuando llegó, le dijo:

-Buenos días, Tía Cucaracha. Siéntese un momentico mientras arreglamos el negocio -y estuvo conversándole para distraerla mientras llegaba la gallina. Entonces dijo a la cucaracha:

-Escóndase ahí en ese baúl, no sea que la gallina la vea y se la coma.

Tío Conejo salió a recibir a la gallina a la puerta y le dijo:

-Buenos días, comadre. Siga que ya le tengo su platica. ¡Pero antes que nada quiero pedirle que se coma a una condenada cucaracha que está escondida en mi baúl!

Contenta, la gallina, se desayunó con la cucaracha.

Poco después llegó el zorro. Entonces Tío Conejo le dijo a la gallina:

-¡Rápido! Escóndase en ese canasto que viene el zorro. Y la gallina fue corriendo a meterse en el canasto.

Apenas llegó el zorro, Tío Conejo le dijo:

-Mire, compadrito, allá entre ese canasto está escondida una gallina por si se la quiere comer.

No había acabado el zorro de masticar, cuando llegó el coyote.

-Oye, compadre, se me hace que te están buscando -le dijo Tío Conejo.

-¿A mí? -preguntó el zorro.

-Sí. Ahí viene el coyote.

-¿Dónde puedo esconderme?

-Súbete al toldo y quédate allí. Yo te aviso cuando se vaya.

-Gracias -respondió el zorro.

El conejo salió a la puerta y cuando vio al coyote le susurró al oído:

-En el toldo hay un zorro malvado que se come todas las gallinas. ¿Podrías hacerme el favor de matarlo, compadre?

Entonces el coyote fue y mató al zorro. Al rato llegó el tigre muy puntual a la cita. La noche anterior habían estado tomando. Tío Conejo le dijo:

-Después de la borrachera de ayer debes tener hambre. ¿Se te antoja un coyote?

Entonces el tigre entró a la casa y se zampó al coyote.

-Será mejor que hagas la digestión en esa loma antes de cerrar nuestro negocio -le dijo Tío Conejo y salió a buscar al cazador.

-En esa lomita hay un tigre dormitando. Es todo tuyo -le dijo Tío Conejo al cazador.

El cazador salió y ¡pum! Hasta ahí llegó el tigre.

Y así fue como Tío Conejo consiguió todo el dinero que necesitaba sin sacrificar su tierrita.


3 comentarios:

  1. Hola David! Soy Anna desde Grecia. Muy buena la historia. Que es exactamente? Es un mito de tu pais?

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  2. Hola David. Soy un escritor de Ecuador y ahora estoy trabajando unos cuentos de animales en rima. Sabes, pensaba elaborar esta historia sobre una versión colombiana, pero la tuya es mucho más lograda. Si no te molesta, voy a tomarla de base para tarnsformarla en rima. En cuanto la acabe te la envío.

    Muchas Gracias


    Mario Conde

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  3. Hola Anna. Este escrito es un mito de la cultura índigena Emberá.

    Mario, no me molesta que lo haga, pues este relato es parte de la cultura indígena colombiana. Eso sí, por favor, sin distorsionar la historia para no ofender a la nación emberá.

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